La actualización de mi blog, fue hace 7 meses como quien se pasa una eternidad buscando el vestido ideal para una boda, buscas, te pruebas cientos, pides consejo, les haces fotos, los miras y remiras, y un día dices aquí está, es ese, te sienta como un guante, está hecho para ti!!! Lo llevas a casa liado en papel de seda, y piensas voy a causar sensación con él, el día de la boda cuidas todos los detalles, el pliegue perfecto, los zapatos a juego, el tocado en el pelo, vislumbras las miradas de admiración al salir de casa, pones tu mejor pose delante de los invitados, y decides que vas a ponértelo hasta para fregar los platos, pero, siempre aparece un inoportuno “pero”, al llegar a casa después de la fiesta con los pies hechos polvo, un carrera en la media, y el vestido ideal arrugado como una pasa, tan solo deseas darte una ducha, ponerte cómoda, y conquistar tu lado de la cama antes de que los gatos la invadan.
Los días siguientes vas como en una nube, te ves en las fotos divina de la muerte, y hasta piensas maliciosamente que le has hecho sombra a la novia, definitivamente a este vestido ideal hay que sacarle todo el partido, pero (otra vez el pero) pasan más días, y semanas, e incluso meses y nunca encuentras el momento adecuado para meterte otra vez en él, y ahí se queda, colgado en ese fondo interminable que es tu armario.
Pues sí, eso le ha pasado a mi blog, el escaparate ideal para lucir mis galletas, se quedó olvidado en el fondo del fondo de mi armario virtual. Ahora toca airearlo, sacarle brillo, y que luzca como el primer día, me prometo a mí misma no dejar que caiga más en el olvido, y ponérmelo hasta para fregar platos.
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